El presidente de la República Oriental del Uruguay, hace pocos días pronunció un poético y contundente discurso en donde toca diversos temas, tales como: el bloqueo inútil a Cuba, la tolerancia es la paz, el despilfarro de vida, la “Civilización” contra el amor, un mundo sin fronteras, solidaridad con los oprimidos, la política y la ciencia, entre otros.
“Que estamos vivos por milagro y nada vale más que la vida. Y
que nuestro deber biológico es por encima de todas las cosas respetar la
vida e impulsarla, cuidarla, procrearla y entender que la especie es
nuestro nosotros.”
"Arrasamos la selva, las selvas
verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento. Enfrentamos al
sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, la soledad con
electrónicos, porque somos felices alejados del entorno humano".
"El hombrecito promedio de
nuestras grandes ciudades, deambula entre las financieras y el tedio rutinario
de las oficinas, a veces atemperadas con aire acondicionado. Siempre sueña con
las vacaciones y la libertad, siempre sueña con concluir las cuentas, hasta que
un día, el corazón se para, y adiós. Habrá otro soldado cubriendo las fauces
del mercado, asegurando la acumulación. La crisis se hace impotencia, la
impotencia de la política, incapaz de entender que la humanidad no se escapa,
ni se escapará del sentimiento de nación. Sentimiento que casi está incrustado
en nuestro código genético".
A continuación la transcripción del discurso:
“Que estamos vivos por milagro y
nada vale más que la vida. Y que nuestro deber biológico es por encima
de todas las cosas respetar la vida e impulsarla, cuidarla, procrearla y
entender que la especie es nuestro nosotros.”
Amigos
todos, soy del sur, vengo del sur. Esquina del Atlántico y del Plata,
mi país es una penillanura suave, templada, una historia de puertos,
cueros, tasajo, lanas y carne. Tuvo décadas púrpuras, de lanzas y
caballos, hasta que por fin al arrancar el siglo XX se puso a ser
vanguardia en lo social, en el Estado, en la enseñanza. Diría que la
socialdemocracia se inventó en el Uruguay.
Durante
casi 50 años el mundo nos vio como una especie de Suiza. En realidad,
en lo económico fuimos bastardos del imperio británico y cuando este
sucumbió vivimos las amargas mieles de términos de intercambio funestos,
y quedamos estancados añorando el pasado.
Casi
50 años recordando el Maracaná, nuestra hazaña deportiva. Hoy hemos
resurgido en este mundo globalizado tal vez aprendiendo de nuestro
dolor. Mi historia personal, la de un muchacho- porque alguna vez fui
muchacho- que como otros quiso cambiar su época, su mundo, el sueño de
una sociedad libertaria y sin clases. Mis errores son en parte hijos de
mi tiempo. Obviamente los asumo, pero hay veces que medito con nostalgia
La fuerza de la utopía
Obviamente los asumo, pero hay veces que medito con nostalgia
¡quién
tuviera la fuerza de cuando éramos capaces de albergar tanta utopía!
Sin embargo no miro hacia atrás porque el hoy real nació en las cenizas
fértiles del ayer. Por el contrario no vivo para cobrar cuentas o
reverberar recuerdos.
Me
angustia, y de qué manera, el porvenir que no veré, y por el que me
comprometo. Sí, es posible un mundo con una humanidad mejor, pero tal
vez hoy la primera tarea sea cuidar la vida.
Pero
soy del sur y vengo del sur, a esta asamblea, cargo inequívocamente con
los millones de compatriotas pobres, en las ciudades, en los páramos,
en las selvas, en las pampas, en los socavones, de la América Latina
patria común que se está haciendo.
El bloqueo inútil a Cuba
Cargo
con las culturas originales aplastadas, con los restos del colonialismo
en Malvinas, con bloqueos inútiles a ese caimán bajo el sol del Caribe
que se llama Cuba. Cargo con las consecuencias de la vigilancia
electrónica que no hace otra cosa que sembrar desconfianza. Desconfianza
que nos envenena inútilmente. Cargo con una gigantesca deuda social,
con la necesidad de defender la Amazonia, los mares, nuestros grandes
ríos de América.
Cargo con el deber de luchar por patria para todos.
Para
que Colombia pueda encontrar el camino de la paz, y cargo con el deber
de luchar por tolerancia, la tolerancia se precisa para con aquellos que
son distintos, y con los que tenemos diferencias y discrepamos. No se
precisa la tolerancia para los que estamos de acuerdo.